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Foto del escritorBaviera Joyería

Día mundial contra la lucha del cáncer de mama

¿Se puede hacer algo para prevenir?


El cáncer de mama sigue siendo el que más afecta a las mujeres Argentinas. Aunque su supervivencia ha mejorado de forma notable, se estima que más de 5.400 mujeres al año pierden la vida por esta razón.

Este año, en el Día Mundial del Cáncer de Mama, desde Baviera Joyería y en conjunto con la Doctora Marianela del Castillo (MN 167.465) hacemos hincapié en el aspecto preventivo: son muchos los factores que inciden en el riesgo sobre los que no tenemos control, pero hay algunas cosas que sí podemos hacer.

¿Se puede hacer algo para evitar padecer este tipo de tumor? Pues aunque muchos de los factores que determinan el riesgo de desarrollar un cáncer de mama no se pueden modificar, hay otros aspectos sobre los que sí es posible actuar. Una alimentación sana, combatir el sedentarismo y dejar de lado tanto el alcohol como el tabaco son fundamentales.


Cosas que no puedes cambiar

Hay factores que incrementan el riesgo de padecer un cáncer de mama. Entre ellos, hay muchas cosas que no podemos cambiar, pero conviene conocer.


El género

De entrada, el cáncer de mama es una enfermedad abrumadoramente femenina: es 100 veces más frecuente en mujeres, si bien hay también hombres que lo padecen.


La edad

Este es otro factor determinante: a mayor edad, mayor riesgo de desarrollar un cáncer de mama.


Los antecedentes personales

Hay también hay otras cuestiones personales que influyen:

  • La edad a la que se tuvo la primera menstruación (a menor edad, más riesgo) o la edad a la que comenzó la menopausia (cuanto mayor fuera la edad, mayor es el riesgo), debido al tiempo durante el cual se ha estado expuesta a la acción de los estrógenos.

  • No haber tenido hijos biológicos (Nuliparidad), por su parte, eleva ligeramente el riesgo. Si se tienen, el darles el pecho contribuye a reducirlo, aunque parece que esto sobre todo es así si la lactancia materna se prolonga durante un año o más.

  • También se relaciona con el aumento del riesgo de este cáncer una "densidad" elevada de la mama (a mayor cantidad de tejido glandular y fibroso y menor cantidad de tejido graso, más densidad), la densidad ósea elevada y el haber recibido en el pasado radioterapia sobre la zona del pecho por otra razón distinta al cáncer de mama.

  • El mero hecho de haber sufrido en el pasado un cáncer en una mama eleva el riesgo de desarrollarlo en la otra.

En contra de lo que mucha gente piensa, ser portadora de un implante mamario no es un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de mama. Algunos tipos de prótesis texturizadas, no obstante, sí que se han relacionado con el desarrollo de otro tipo de cáncer muy infrecuente, el linfoma anaplásico de células grandes.


Los antecedentes familiares y genéticos


El riesgo también aumenta cuando hay antecedentes en una familiar de primer grado (madre o hermana): se duplica si hay una familiar afectada y se triplica si son dos. Pero no solo influye el número de familiares afectadas, también la edad a la que estas fueron diagnosticadas: a menor edad, más riesgo.

Hay un porcentaje de casos de cáncer de mama (entre el 5 y el 10 %) que se atribuyen a una mutación específica en los genes BRCA1 o BRCA2 que se transmite de forma hereditaria.

Aunque no podamos modificar todas estas circunstancias, sí es importante tenerlas en cuenta, muy especialmente la historia familiar. De ello depende el que una mujer deba someterse a un seguimiento individualizado que vaya más allá de lo recomendado para la población general. Si además el riesgo de mutación BRCA1 y BRCA2 es elevado puede ser necesario someterse a un test genético.


Y cuatro cosas que sí puedes hacer


Evitar el alcohol y el tabaco

La correlación entre el consumo de alcohol y el desarrollo de cáncer de mama está más que comprobada, incluso en cantidades bajas.

Fumar también aumenta el riesgo, especialmente en mujeres que comenzaron a hacerlo en la adolescencia. El riesgo vinculado al tabaco, además, parece ser mayor en mujeres con historial de cáncer de mama en su familia.


Combatir el sobrepeso y sedentarismo

La relación del peso con el riesgo de cáncer de mama es algo más compleja, pero se puede afirmar con certeza que el sobrepeso y la obesidad constituyen factores de riesgo tras la menopausia (pero no antes).

Por lo que se refiere a la actividad física, hay evidencia consistente de que actúa como un factor protector contra el desarrollo de cáncer de mama, muy especialmente después de la menopausia. No es necesario un gran esfuerzo físico: basta con dedicar entre 2,5 a 5 horas de nuestro tiempo a la semana a una actividad física moderada (como caminar a paso ligero), para que el beneficio sea real.


Cuidar la alimentación

Los estudios que relacionan los hábitos de alimentación con el desarrollo de cáncer de mama permiten identificar tendencias de las que extraer conclusiones:

  • El consumo habitual de frutas y verduras, en especial las más ricas en carotenoides (como las espinacas, el kale o col rizada, los pimientos rojos, los tomates, las zanahorias, el melocotón, los nísperos o el mango) se asocia a un menor riesgo de cáncer de mama.

  • Los productos lácteos y la dieta rica en fibra tendrían también un cierto efecto protector.

  • La ingesta de soja y una dieta baja en grasas, también podrían reducir el riesgo de cáncer de mama aunque los estudios no son del todo concluyentes.

  • En sentido opuesto, también se señala que la ingesta de carne roja y de carne procesada elevaría el riesgo, pero los estudios que respaldan estas ideas son también incompletos.

  • Por lo que se refiere a los suplementos, no hay evidencia científica de que los suplementos y vitaminas prevengan el cáncer de mama.

Vigilar algunos medicamentos

  • El uso de anticoncepción hormonal combinada (mezcla de estrógenos y progestágenos) se ha relacionado con un ligero incremento del riesgo de desarrollar cáncer de mama, si bien esta asociación desaparece entre dos y cinco años después de dejar de usarla.

  • Por lo que se refiere a la terapia de sustitución hormonal (indicada para el manejo de los síntomas de la menopausia y postmenopausia) y su relación con el desarrollo de cáncer de mama, lo que hoy día ya sabemos es que el uso de terapia combinada (con estrógenos y progestágenos) sí que se asocia a un incremento del riesgo al cabo de tres años de tratamiento (riesgo que es aún mayor si se extiende durante más de cinco años). Este aumento del riesgo no se produce, sin embargo, cuando se usan solo estrógenos por vía vaginal, transdérmica u oral.

En cualquier caso, hay otros factores que también deben tenerse en cuenta al recurrir a esta terapia (como el riesgo cardiovascular o el de cáncer uterino) que obligan a considerar cada caso de forma específica.


La detección precoz, fundamental


Las mujeres en situación de alto riesgo necesitarán, un seguimiento específico. Pero en mujeres sin antecedentes personales o familiares, los protocolos actuales proponen la realización de una mamografía cada dos años entre los 50 y los 69 años. Y por supuesto, consultar cuanto antes en caso de cualquier signo de alarma:

  • Si notas un bulto en la mama o axila.

  • Si una de las mamas cambia de forma o tamaño.

  • Si el pezón se retrae o excreta sangre u otro líquido.

  • Cuando la piel de la mama aparece alterada o repentinamente adquiere un aspecto extraño.

Acude a tus revisiones ginecológicas, y no bajes la guardia, sin obsesionarse.





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